YPF pidió 9 cargamentos a nombre de Cammesa, la firma que administra el sistema, para destinar a usinas; costarán U$S 385 millones.
El déficit en la producción de gas y el clima (en esta ocasión, no se trató de las bajas temperaturas, sino de la fuerte crecida del río Paraná, que obligó a bajar la producción de la central binacional Yacyretá) se combinaron una vez más en las últimas semanas para darle un nuevo dolor de cabeza al Gobierno. La respuesta oficial fue rápida: ordenó a YPF hacer una importación urgente de gasoil (un sustituto del gas en las usinas térmicas) por aproximadamente 385 millones de dólares para abastecer al sistema y evitar, de esa manera, eventuales problemas en el abastecimiento eléctrico en los próximos días. El éxito de la gestión, sin embargo, no está garantizado, porque las interesadas en proveer el insumo no estaban seguras de si podrían cumplir con los plazos.
Sin haber dado un solo indicio previo, la compañía que conduce Miguel Galuccio puso en marcha el viernes 28 de junio pedidos a comercializadoras internacionales de gasoil para abastecer nueve cargamentos de ese insumo. La condición principal era que los embarques llegaran en la primera quincena de agosto. De acuerdo con el cronograma que distribuyó YPF, el primer barco debía atracar en la costa argentina entre el 1° y el 2 de agosto, mientras que el último debía hacerlo no más allá del 14 o el 15 del mismo mes.
A diferencia de la urgencia con la que convocó a los proveedores de gasoil, los plazos de pago que ofreció la compañía estatal son mucho más holgados y, por lo tanto, menos tentadores para los potenciales interesados. Parten de 95 días -los más urgentes- y contemplan un plazo máximo de hasta 125 días.
Fuentes del mercado estimaron que cada embarque contará con 50.000 metros cúbicos (m3) aproximadamente, a 850 dólares el m3. La urgencia hará que ese dinero vaya, casi con seguridad, a pagar importaciones, un ítem que Galuccio y el viceministro de Economía, Axel Kicillof, intentan reducir para evitar la salida de dólares en medio del atolladero cambiario.
En 2012, las importaciones de energía rozaron los 10.000 millones de dólares, por lo que se mantuvieron en un nivel similar al del año anterior, aun en un contexto de menor consumo debido al enfriamiento de la economía.
Desde el punto de vista de las cuentas públicas, implican una sangría enorme: el país destinó uno de cada 10 dólares que ingresaron por exportaciones a cubrir el déficit energético.
La importación de energía, además, continuó en ascenso en los primeros meses de 2013. De acuerdo con el cálculo de consultores privados, podría culminar el año en torno de los 15.000 millones de dólares; es decir, un 50% por encima de los números de 2012.
Cuenta y orden
En la práctica, YPF es apenas un intermediario del Estado para importar combustibles. Hizo el pedido por cuenta y orden de Cammesa, la compañía administradora del sector eléctrico. Esa empresa, mixta en los papeles y en la práctica controlada por el Gobierno, es la mayor beneficiada con los subsidios estatales. Sólo en el primer trimestre del año recibió 6546 millones de pesos, que destinó a solventar operaciones como la que le acaba de solicitar a la petrolera que conduce Galuccio.
Cammesa dio la orden cuando advirtió un escenario muy desfavorable para el suministro eléctrico en los próximos días. Por un lado, el Gobierno intenta reducir las importaciones de gas natural licuado (GNL), que llega al país por barco y genera una salida importante de divisas. Fuentes al tanto de las operaciones, además, sostienen que la empresa sufrió la demora en la entrega de uno de sus proveedores.
En paralelo, la crecida del río Paraná redujo en aproximadamente un 20% la oferta de energía de Yacyretá, el mayor complejo hidroeléctrico del país, debido a la reducción del salto de la represa.
Ambos factores derivaron en una menor disponibilidad de gas natural para las centrales en un momento de caída en la oferta eléctrica doméstica. Eso ocasionó, a su vez, que el sistema más que duplicara el consumo de gasoil (una de las opciones más caras para producir energía).
El Gobierno también les pidió un nuevo esfuerzo a las empresas privadas, que debieron restringir aún más el consumo de gas para dejárselo al sector eléctrico. Según fuentes al tanto de la operación diaria del sistema, ayer volvieron a repetirse las restricciones a industrias, aunque en un nivel menor.
Desde la mirada del Gobierno, la importación adicional de gasoil es una muy mala noticia.
Por un lado, el combustible es mucho más oneroso que otras alternativas que utilizan las centrales de generación eléctrica, como el gas o incluso el fueloil, otro carburante líquido, por lo que implicará una mayor salida de dólares en un contexto de fuertes restricciones cambiarias.
Pronta entrega
Cammesa quiere que el gasoil llegue urgente, pero lo pagará a mediano plazo.
- Emergencia
- Largo plazo
A las empresas no sólo las sorprendió la velocidad con que se requería el aprovisionamiento, sino también el extendido plazo de pago que ofreció YPF. De acuerdo con el cronograma que envió a fines de junio, el primer embarque en llegar sería pagado en 80 días, y el segundo, en 95. El buque con gasoil que llegue entre el 14 o el 15 de agosto sería cancelado, de acuerdo con la oferta oficial, en aproximadamente 125 días, es decir, casi a fines de año.
Fuente: Diario La Nación
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