lunes, 30 de mayo de 2011

Petróleo y alimentos

Un aumento en el precio del petróleo tendrá un impacto directo en el precio de todos los bienes: incluidos los alimentos. Muchos de los productos alimenticios que se encuentran en las góndolas de los supermercados son transportados cientos o miles de kilómetros y requieren cantidades significativas de energía para llevarlos desde el productor hasta el consumidor. Un incremento en los precios del petróleo se trasladará hacia mayores precios en los alimentos, particularmente para los productos perecederos que necesitan ser trasladados dentro de cierto tiempo por medio de camiones refrigerados (ej: leche, carne y vegetales).

Sin importar el precio del transporte, el precio de los alimentos se incrementará porque la agroindustria depende fuertemente del petróleo y derivados para la producción de alimentos y su cosecha. La producción de alimentos procesados es un procedimiento altamente ineficiente (por cada caloría de alimento se consumen en su producción 10 calorías de petróleo).

Un incremento en el precio del petróleo también tendrá serias implicancias en las prácticas agrícolas modernas. La agroindustria depende totalmente de los combustibles fósiles. Los fertilizantes artificiales y los pesticidas químicos son hechos a partir de derivados del petróleo, y la maquinaria agrícola dependiente del mismo ha reemplazado al trabajo humano y animal, llevando a la aniquilación de muchas pequeñas granjas familiares en favor de inmensas granjas de tipo industrial.

Un aumento en la explotación de las tierras aptas para cultivos ha resultado en el agotamiento de las mismas, debiendo depender enormementede los fertilizantes químicos para poder abastecer de alimentos a la gigantesca población mundial.

Por las razones antes expuestas, el sentido común nos señala que sin petróleo y sus derivados, simplemente no habrá suficiente alimento para 7000 millones de personas. Eso sin sumar otra variable que agrava más aún este terrible problema: el uso de alimentos como el maíz, la soja, la caña de azúcar, etc. como biocombustibles para paliar el déficit de combustibles fósiles.