domingo, 10 de julio de 2011

La falta de energía se siente

En los sectores más pobres repercute la escasez de combustibles: la garrafa social está más cara que lo que fija el Gobierno y hay algunos cortes eléctricos; no alcanza el GNC y no se extiende la red de gas natural; ciertas industrias suspenden obreros

Diego Cabot
A la presidenta Cristina Kirchner le gusta decir que hay dos Argentinas. Algo de razón tiene. Por lo menos, si de energía se trata. Desde 2004, el país convive con una crisis energética que pasa bastante inadvertida para una de las dos Argentinas: la más pudiente. También, desde 2004, la otra Argentina vive una crisis energética que se siente cada vez más. En este caso, se trata del país más necesitado.
Las bajas temperaturas de estos últimos días volvieron a dejar en claro que el país no está en condiciones de soportar climas extremos. No hay caso: cuando hace frío -o cuando el calor copa la parada- el país no está en condiciones de calefaccionar a su gente y, a la vez, mantener la misma línea de producción de su industria. Ni siquiera importando el 20% del gas que se consumió estos días y al precio que pidan los vendedores es posible mantener todo encendido. Hay cortes.
En el barrio Argentina, a unas pocas cuadras de la estación Ardigó, en el partido de Florencio Varela, no hay gas natural. La red nunca llegó a ese lugar y la forma de estar templados es enchufando todo lo que se pueda en la red eléctrica mientras aguanten los cables, y dejar el gas para cocinar.
En pleno Barrio Norte, el ambiente de este impecable departamento ubicado en Billinghurst casi Charcas, está muy bien. Jamás faltó gas y menos aún, salvo alguna falla puntual, electricidad.
En Villa Argentina, los vecinos, mayoritariamente de pocos recursos, hacen cuentas a lo loco para poder pagarse los caños que les traigan gas natural a su casa. Cuenta una vecina que ya les dijeron que debían pagarse la instalación y que cada frentista tenía que pagar 10 cuotas de 300 pesos cada una. Dice que el debate es arduo entre los vecinos porque es caro y que, de última, son unos meses de frío intenso y el resto del año, "se banca". La alternativa: seguir con la garrafa que, justamente en días de frío, está mucho más cara que lo que fija el Gobierno.
En el departamento de Barrio Norte, José dice que no recuerda cuándo se hizo la red de gas. "Acá hay gas desde siempre", resume. El Gobierno tomó una decisión hace tiempo: hacer lo imposible, poner el dinero que sea y utilizar cualquier método para que la crisis energética no se note. Pero más allá de que efectivamente los sectores medios no notan demasiado la escasez, la población más vulnerable lo siente de varias maneras.
La principal, claro está, es por la falta de gas de red. Carmen Palermo es administradora de uno de los edificios del Barrio Piedrabuena, en la Capital Federal. Los complejos, construidos en la década del 80, tienen problemas con las instalaciones de gas. Cerca de 500 personas no tienen gas de red. "Acá compramos garrafas y el precio no es el que dice el Gobierno. Las garrafas de YPF, que son las que más duran, no se consiguen a menos de 23 pesos", dice. Una garrafa, utilizada sólo para cocinar, le dura a una familia tipo alrededor de 10 días.
Palermo dice que la ley prohíbe la utilización de garrafas en propiedad horizontal. "Hay muchos inconvenientes con las instalaciones de electricidad. Se sobrecarga la red y hay cortocircuitos; se mojan los medidores y suele haber cortes", dice la administradora.
La garrafa social es el gran tema. Según el estudio de precios de la energía que elabora Montamat &Asociados, el metro cúbico de gas natural por red, que consumen los domicilios con mayores recursos, se paga 0,3 pesos. La misma cantidad de combustible pero en garrafa, que usan los hogares más necesitados, se abona 1,2 pesos.
Además, la ley de oferta y demanda funciona a pleno cuando el frío aprieta. Los precios suben y claro está, los 16 pesos que el Gobierno fijó como máximo, aparecen pocas veces en la etiqueta del valor. El titular del Centro de Almaceneros del distrito bonaerense de Olavarría se quejó porque los precios para la venta de garrafa social no son rentables para los comerciantes. "Le pedimos al Estado nacional que actualice los valores, porque no llegamos a cubrir los costos mínimos para el flete", dijo Carlos Bianchi. Explicó que, sobre todo en las zonas más alejadas del casco céntrico de la ciudad, los comerciantes tienen que vender la garrafa de 10 kilos, que en teoría debería costar $ 16, a $ 19 o más, debido a los gastos que no están contemplados en ese precio.
"Al comerciante le es imposible vender la garrafa a ese valor. Tendrían que actualizarlo unos cinco o seis pesos más para que nosotros no quedemos mal con los usuarios", explicó Bianchi que aclaró, ante la consulta de este diario sobre si existe desabastecimiento, que "por ahora", y pese a las bajas temperaturas, no faltan garrafas en los comercios para la venta.
Las quejas de los minoristas por el precio de venta de las garrafas sociales también se hicieron escuchar en los barrios periféricos de La Plata. Un empleado de una distribuidora de garrafas de Lisandro Olmos contó que muchos comerciantes se acercan al galpón a comprar las garrafas y se las llevan al precio acordado. Pero luego en sus comercios llega el ejercicio del remarcado. Y los valores trepan.
Desde el barrio Ramón Carrillo, Carolina Giménez dice que hace años algunos vecinos pagaron por la red de gas y hoy tienen el combustible por red. "Pero ya no están haciendo nuevas redes y la alternativa es la garrafa", dice. Su vecina, Silvia, dice que "la garrafa social está a 25 pesos", mientras que Ricardo repite que toda la calefacción se logra con estufas halógenas. "Lo que pasa es que el cableado está mal, se recalientan y hay cortocircuitos. Pero no es que haya cortes de luz, no aguanta el cableado", dice.
En Salta, la situación fue extrema. Pese a ser una provincia productora, los salteños tuvieron que soportar la falta de gas en los domicilios. Acá no importaron los recursos de los usuarios: no hubo agua caliente para ninguno.
Oficialmente, no hubo cortes en el suministro de gas natural comprimido (GNC). Sin embargo, en varias estaciones del interior del país se registraron faltantes o surtidores cruzados. Héctor Suárez, un taxista que todos los días entrega su vehículo en José León Suárez, dice que él carga GNC cuando va a dejar el auto. "La mayoría de los surtidores están cerrados. Dejan abiertos unos pocos", comenta.
Con las naftas y el gasoil pasa algo similar. Juan José viaja mucho de La Pampa a Buenos Aires por la ruta 5. La última semana se decidió por el ómnibus. Dice que sobre la ruta no está garantizado el suministro y que en el anterior viaje entró a varios pueblos hasta que llenó el tanque.
En Tucumán hay 20.000 empleados suspendidos. Los cortes de gas a las industrias impiden avanzar con la zafra y las empresas, que no pueden producir, tienen suspendidos a sus trabajadores. Cuando haya gas, se verá. En Santa Fe, 60 industrias continúan soportando restricciones de un 30% en la provisión normal de gas. Más allá de los casos puntuales, lo que se esconde detrás es una enorme imposibilidad de cumplir con todos los que necesitan gas.
Según datos oficiales, provistos por el Ente Nacional Regulador del Gas (Enargas), el último día de junio la demanda fue todo los que se inyectó en los gasoductos: 129,09 millones de metros cúbicos. De ese caudal, 25,65 millones (20%) corresponde a combustible importado. Daniel Montamat recuerda que a los productores locales se les paga alrededor de 2,5 dólares el millón de BTU (unidad de medición británica). Mientras que el que se compra a Bolivia, desde este trimestre, está a 10,26 y el que se trae en barco, que se inyecta en Escobar y en Bahía Blanca, se paga 13 dólares, en promedio.
No se puede estar calefaccionado y producir. Para que eso suceda hay que inyectar algo más de 140 millones de metros cúbicos diarios. La red transporta por día menos de 130 millones. Lo que falta se corta. Y los que no tienen gas de red, verdadera prioridad oficial, que se arreglen como puedan.
SIN PRESIÓN
20%
Es el porcentaje de gas importado que se inyectó en la red troncal de la Argentina el lunes pasado.
$ 1,20
Es el precio que se paga el metro cúbico de gas en garrafa; el gas natural por redes se abona 0,30.