Las compras al exterior de combustibles terminarían el año con un crecimiento de 25% respecto de 2012 y sumarán US$ 12.000 millones; para el año que viene se prevé un aumento y se requerirán US$ 2000 millones adicionales
El sector energético, uno de los eslabones de la economía que más dolores de cabeza le ocasionó al kirchnerismo, va camino de convertirse en una pesadilla aun mayor en el epílogo de la gestión de Cristina Kirchner. Ayer persistían los cortes de energía en el área metropolitana, en una seguidilla que lleva dos semanas y que anoche afectaba todavía a unos 11.000 usuarios. También hubo piquetes en varios puntos de la Capital, en reclamo por la falta de suministro eléctrico.
Aunque el Gobierno tomó este año medidas con vistas a aumentar la producción de hidrocarburos y, por lo tanto, reducir la salida de divisas por importaciones de energía, las compras al exterior cerrarán 2013 con un incremento del orden de 25% en comparación con el año pasado. Cuando termine el año, se habrán ido por esa vía casi 12.000 millones de dólares, según cálculos conservadores.
Desde el punto de vista de las cuentas nacionales, además, 2014 traerá peores noticias: pese al muy moderado crecimiento de la economía que se espera, los analistas estiman que en 2014 se gastarán en importaciones de energía entre 14.000 y 15.000 millones de dólares, es decir, entre un 16% y un 25% más, según quién haga las cuentas. Es un monto gigantesco. Equivale, por caso, a la mitad de las reservas del Banco Central -el viernes cerraron en US$ 30.820 millones-, y alcanza para construir más de 10 centrales eléctricas de gran porte. Además, multiplica por 12 la inversión que llegará al país a través del acuerdo entre las petroleras Chevron e YPF y por siete al presupuesto inicial de 2013 para atender la Asignación Universal por Hijo (AUH).
El crecimiento de las importaciones de energía representa, también, un mal augurio tanto para ahorristas como para quienes tienen su negocio atado al acceso al dólar. Todas las medidas relacionadas con el cepo cambiario, tanto las que apuntan al turismo como la restricción de compras al exterior, tienen como inspiración la necesidad de resguardar esa divisa para pagar la factura energética.
"La economía va a un estancamiento inflacionario, por lo que por el lado de la demanda de energía las presiones del año próximo se van a desacelerar. Pero como la oferta de petróleo y gas del país mantendrán una tendencia a la baja, las importaciones van a seguir creciendo. Si asumimos un escenario de precios similar al de este año pueden aumentar a unos 14.000 o 14.500 millones de dólares", explicó Daniel Montamat, ex secretario de Energía y ex presidente de YPF, ante la consulta de LA NACION.
Jorge Lapeña, otro ex secretario de Energía, sostuvo: "El número final de 2014 depende de muchas cosas, pero mientras sigan bajando la producción de gas y la de petróleo y continúe en aumento la demanda energética en todos los rubros -naftas, gasoil y energía eléctrica-, las compras al exterior crecerán fuertemente como en los últimos tres años. No es irreal pensar en que llegarán a los US$ 15.000 millones".
El desdén de Néstor Kirchner y, luego, de Cristina Kirchner por la producción de gas parece estar entre las principales causas del crecimiento en las importaciones energéticas. Al menos así lo muestran las estadísticas oficiales. Hasta noviembre, el Gobierno pagó 5459 millones de dólares para cubrir la brecha que ocasionó la menor producción doméstica y el crecimiento de la demanda. De este total, US$ 3542 millones se destinaron a solventar las compras de gas natural licuado, que llegan hasta los puertos de Bahía Blanca y Escobar. Otros 2007 millones de dólares fueron a Bolivia, que exporta cada vez más gas al país.
Las compras de gas, además, encierran otro problema. En la mayoría de los casos, se pagan a través de subsidios del Estado para mantener las tarifas congeladas. Desde la llegada de Axel Kicillof al Ministerio de Economía -primero como número dos y luego como jefe-, el Gobierno ha dado señales para estimular la producción local de hidrocarburos, en especial de gas, cuya producción registra una caída persistente durante la década kirchnerista.
De acuerdo con los números que esgrimió Kicillof durante su disertación en el Día del Petróleo, a principios de mes, el Estado transfirió a las petroleras 1500 millones de dólares en subsidios en el contexto de un plan de estímulo a la producción de gas que anunció la presidenta Cristina Kirchner en noviembre de 2012.
Esas transferencias les garantizan a las petroleras que cobrarán US$ 7,50 por millón de BTU (la unidad de medida) por el gas adicional que sumen a su oferta anterior. El precio triplica el valor promedio que recibían las compañías y comenzó a contener la caída en la producción de las grandes empresas. Sin embargo, el estímulo se nota especialmente en los números de la estatizada YPF, que sólo explica el 25% de la oferta nacional de gas.
Las importaciones son apenas un capítulo de la balanza comercial energética. Debido a la caída de las exportaciones, el rojo se profundizará el año próximo, hasta los US$ 8500 millones, según los números de Montamat. Un motivo más para ajustar la presión sobre el cepo cambiario.
Fuente: La Nacion
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